Largas llamadas telefónicas. Conversaciones absurdas cargadas de risas. Miradas cómplices. Besos de madrugada cargados de humo. Que se consumieron igual que esa colilla que bailaba en tu boca, mientras yo te decía que te quería. Palabras que yo nunca escuche, que nunca salieron de tus labios.
Que corto fue el amor y que largo el olvido…
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